lunes, 14 de noviembre de 2011

PERSPECTIVAS DE LA REALIDAD VI Y VII: ORIGEN DE HALLOWEEN II


Cultura Celta

Hace unos 3000 años, en los turbulentos comienzos de la historia escrita, surgió un nuevo poder, una nueva civilización. Aquellos que dominaron primero el hierro, se convirtieron en los verdaderos dueños de Europa: los celtas.

Los celtas eran un pueblo muy singular, con el tiempo llegaron a dominar el noroeste de Europa y su influencia, especialmente en el arte, ha permanecido hasta nuestros días. Sin embargo, en ningún momento durante su esplendor, desarrollaron el instinto de identidad nacional. Es más, solían tratarse entre ellos con la misma beligerancia con la que lo hacían con los forasteros.

Como sucede con muchos de aquellos primeros pueblos, su historia está envuelta en un manto de misterio, mitos disfrazados de historia, leyendas que se entremezclan con la realidad y, a menudo, las historias más interesantes resultaban ser las menos fiables.

A diferencia de los egipcios y los pueblos mediterráneos, los celtas no cuentan con una gran civilización que pueda ser descubierta por los arqueólogos. No dejaron tras de sí grandiosos monumentos ni ciudades espléndidas. Vivieron de modo relativamente sencillo. Eran seminómadas y construían casas simples que no tardaron en sucumbir a los estragos del tiempo. Los celtas no sabían leer ni escribir sus propias lenguas, sin embargo, sí tenían educación e instrucción en otra serie de cosas, aunque, a diferencia de otras civilizaciones antiguas, los celtas han sobrevivido hasta nuestros días. Sus lenguas arcaicas no han desaparecido como ocurrió con muchas otras, sino que continúan siendo lenguas vivas en Escocia, Irlanda, Gales y la Bretaña francesa. También han sobrevivido algunas de sus antiguas tradiciones. Por ejemplo, entre los granjeros de la costa oeste de Escocia e Irlanda.

Gracias a las singulares características de la sociedad celta que ha sobrevivido hasta nuestros días, es posible reconstruir la existencia y el sistema de vida de este pueblo de la antigüedad.
 
Religión
 
 

Los celtas contaban con lugares sagrados donde invocaban a sus deidades, entre los que se encuentran los famosos bosques de roble de los druidas. Tenían días sagrados y festivos, algunos de los cuales han sobrevivido hasta la actualidad. "Beltane" (pronunciado "beltein") se celebraba el 1 de Mayo, "Samhain" (pronunciado "samjein"), también conocido como "Halloween", el 31 de Octubre y "Lughnasadh" (pronunciado "luganas") o "Lammas" se celebraba el 1 de Agosto, es decir, entre "Shamhain" y "Beltane". Se cree que las celebraciones del primero de Mayo tuvieron su origen en el festival de "Beltane".

Existían muchos dioses celtas con múltiples nombres. Las deidades masculinas solían estar asociadas con la tribu y el hogar, las deidades femeninas se asociaban a la tierra y los territorios. Para los celtas, la religión estaba vinculada a la magia. El objetivo de su religión era rogar favores a sus dioses o

complacerles para evitar la furia divina.


Uno de los aspectos que intrigaron a un gran número de personas, incluidos los autores clásicos, y que continúan intrigando en la actualidad es la religión celta. Los autores clásicos, en especial Julio César, escribieron extensamente sobre la casta de los druidas y desde luego comentaban los sacrificios humanos. Los autores clásicos intentaron identificar a los dioses celtas con los griegos y los romanos de modo que los lectores pudieran comprender el tipo de deidad del que se trataba, pero es bastante evidente que la religión celta era mucho más indefinida y contaban con un gran número de dioses, a veces locales o tribales y en ocasiones relacionados con la naturaleza: el dios de la primavera, de la madera, etcétera. El método más habitual de sacrificio era el efectuado con un arma, más tarde rociaban los objetos sagrados con la sangre de la víctima. Algunas de estas víctimas eran ahogadas, otras estranguladas y otras quemadas vivas en un árbol sagrado. Las víctimas solían ser criminales de cualquier tipo. Sin embargo, no sacrificaban a los prisioneros de guerra. Los celtas adoraban la cabeza, ya que creían que era el refugio del alma. En su arte encontramos múltiples representaciones de cabezas y sabemos que también practicaban la costumbre de cortarlas. Sus santuarios contienen calaveras humanas, lo que pone de manifiesto su gusto por esta práctica.


Sabemos que los druidas celebraban ceremonias religiosas y, según las pruebas obtenidas, esto tenía lugar en los famosos bosques encantados. Sabemos que los druidas, o parte de la religión druida, giraba en torno a los árboles. Conservamos vestigios druidas en las inscripciones alfabéticas que en cierto modo continúan asociadas al gaélico.


Los celtas eran un pueblo extraordinario, en ciertos aspectos eran bárbaros y en otros primitivos. Pero también eran unas gentes cultas que han dejado a la humanidad una herencia duradera y su influencia se ha extendido mucho más allá de los territorios en los que vivían.

Uno de los aspectos celtas más interesante y probablemente bastante importante para comprender su cultura, su literatura y especialmente su religión es su forma de pensar. Existe una clara diferencia entre el pensamiento celta y el pensamiento de otros pueblos europeos, en particular de los

anglosajones. Mientras que los anglosajones, al igual que nosotros, tenían una concepción dualista: blanco y negro, arriba y abajo, bueno y malo, o posiciones binarias, los celtas solían pensar en tríadas, lo que proporcionaba una concepción completamente diferente del mundo. Es decir, si nosotros hablamos de blanco y negro, los celtas lo harían de blanco, negro y gris. Si nosotros hablamos del bien y del mal, ellos lo harían del bien, del mal y de algún tipo de neutralidad. Por lo tanto, esto les proporciona a los celtas una visión algo diferente quizás y mucho más equilibrada del mundo y del papel que desempeñaban en la historia de la humanidad.


De entre la densa bruma de la historia, los ecos de los celtas aún pueden oírse con toda claridad. Sin ellos el mundo hubiera sido un lugar mucho menos rico.


Los símbolos utilizados para representar el Dios incluyen: espadas, cuernos, lanzas, velas, oro, diamantes, flechas, varitas mágicas, puñales, etc. Las criaturas sagradas para Él son: el toro, serpiente, pez, dragón, lobo, águila, halcón, tiburón, lagarto entre otros.
Está representado por el Sol y por ende conlleva todas sus cualidades en sí: la fortaleza, el día, la luz, el hombre, la seguridad, la voluntad, la razón, la actuación, el fuego. Tradicionalmente al Sol se le representa como una deidad fuerte y viril, siempre ha recibido los mejores atributos, pero en la Wicca se suele reverenciar mayormente a la Diosa que al Dios, debido a que ella cumple la mayor parte de la fecundación.
Su naturaleza es esencialmente terrenal. Se le representa mayor, tiene orejas y los cuernos de un ciervo y lleva una torque, especie de collar galo. Está a menudo acompañado por una serpiente con cabeza de carnero. En una palangana de plata dorada encontrada en Gundestrup, Dinamarca, figura sentado, rodeado de un gran ciervo, dos toros, dos leones y dos lobos, mientras que no lejos de ahí un niño cabalga un delfín. Así, el Dios aparece como amo de los animales salvajes, terrestres y acuáticos. Sin duda manifiesta la fuerza, el poder y la perennidad (simbolizada por el ramaje).

La Diosa es la Madre Universal. Ella es la fuente de la fertilidad, de la sabiduría infinita y del amor. En la Wicca es representada en tres aspectos diferentes: la Doncella, la Madre y la Anciana,

simbolizando las tres fases de la luna: creciente, llena y nueva (menguante). Ella es al mismo tiempo el campo virgen, el campo con cosechas y el campo adormecido, cubierto por el hielo de la Tierra.
Ella da la luz a la abundancia. Sin embargo, como es ella misma la que lo da, también tiene derecho a quitársela. Esto no es del todo malo, pues el ser humano, al morir, descansará en sus brazos, o sea, volverá a la Madre.
Ya que la Diosa es la Naturaleza, es al mismo tiempo la Tempestad y la Calma, el tornado y la lluvia fresca de primavera, la cuna y el túmulo.
Pero pese a que ella posee las dos naturalezas, la Wicca la reverencia como aquella que dona fertilidad, amor y abundancia. Y por supuesto que conocemos su lado oscuro también.
La vemos manifestada en la Luna, en el silencio de un bosque, en cada ola del mar y en cada césped verde de la primavera.
Muchos son los símbolos usados en la Wicca para representarla y honrarla: el caldero, flores de cinco pétalos, el espejo, collares, conchas del mar, perlas, agua, artículos de plata etc. Como ella domina la Tierra y la Luna, los animales bajo su protección son muchos: conejo, oso, búho, gato, perro, murciélago, vaca, delfín, león, caballo, escorpión, araña, abeja, etc. Todos son sagrados para la Diosa.


La historia celta es misteriosa, e intrigante. Los celtas no guardaron ningún registro escrito de sus vidas, costumbres o creencias, en realidad solamente conocemos pequeños pedazos de historia, cuya fuente es la arqueología, los escritos del imperio Romano y de algunos documentos de la era cristiana temprana. El término celta fué usado la primera vez por el escritor griego Polybius y otros escritores Romanos y Griegos (aproximadamente ente los siglos primero y sexto antes de la era común) los cuales uilizaban términos variados como "Keltoi", "Galatae" y "Celtae".

La gente a la cual hacían referencia estos escritores eran personas que habitaban Gaul (ahora Francia) y las Islas británicas. Hoy en día se usa el término "Celta" para referirse a las personas que hablaban (pero no escribían) un solo lenguaje con diferentes variantes y que esparcieron su cultura a través

de Europa (España, Francia, Alemania y Portugal) en las eras de Bronce y Hierro.

Los valores de la creatividad, pasión, belleza y honor combinados con el misterio de su existencia, ha dotado a la civilización celta con un irresistible "magia".


Como ya lo había dicho anteriormente, las diferentes Tradiciones existentes en la Wicca tienen diversas formas de darles nombre al Dios y a la Diosa así como también de "darles un rostro". De ésta manera la energía se puede canalizar mejor cuando se está haciendo un ritual.
Vemos el Dios en el Sol, brillante en el firmamento, naciendo y poniéndose todos los días, representando así el ciclo que gobierna nuestras vidas. Sin el Sol, no existiríamos. Por tanto, es reverenciado como el portador de la fuerza, del calor que germina la semilla en la tierra y que derrite el hielo del suelo después del largo invierno.
Antaño, la caza era una de las actividades consideradas gobernada por el Dios, mientras la domesticación era de la Diosa.
Los dominios del Dios son las selvas y los bosques vírgenes de las manos humanas. También lo son los desiertos ardientes y las altas montañas.
El ciclo temprano del florecimiento, maduración y cosecha están hace tiempo asociadas con el Sol. El Dios es también la recompensa por los bienes conseguidos en el campo. Es el vino que sale de la uva, es el grano dorado en el campo, son las rojas manzanas colgadas en el árbol.
El Dios también gobierna y celebra el sexo. La Wicca no esconde esto de los niños y tampoco deja de hablar del tema con ellos. Es parte de la Naturaleza y debe ser aceptado como tal. Ya que trae placer, intimidad y complicidad, también perpetúa nuestra especie. Por tanto, es considerado sagrado.


 
 

 




No hay comentarios:

Publicar un comentario